Vanesa, como muchas mujeres, sufrió un cáncer de mama en 2015. Pero, la lucha no finalizó el año que le dijeron que estaba curada. La lucha siguió y sigue hasta el día de hoy. Esa lucha contra los efectos secundarios que nos deja esta enfermedad.
Efectos secundarios que pesan con los años, esos efectos secundarios que, en muchas ocasiones, condicionan nuestra vida diaria. Efectos que nos recuerdan cada día el proceso tan largo y difícil que tuvimos que pasar.
El 4 de septiembre fue el día internacional de la sexualidad, y desde aquí queremos hacer hincapié en la sexualidad durante y después del proceso del cáncer de mama, ya que parece un tema que despierta mucho interés por parte de los pacientes, pero que, a su vez, poco se habla por pudor.
En Proyecto Lazos queremos dar normalidad a este tema y, por eso, contamos con el testimonio de Vanesa (@elcrepdemivida). Ella, al igual que muchas mujeres, ha tenido muchos problemas en su vida sexual debido al tratamiento tan invasivo que nos suministran para curarnos.
Le dijeron que una vez finalizada la etapa del tratamiento todo iba a volver a su normalidad, pero nada de esto fue verdad y, los efectos secundarios han seguido condicionando su vida sexual.
Nadie le avisó ni le habló de los problemas que podrían surgir y ha sido un camino largo en soledad en el que Vanesa ha sufrido en silencio.
– “Hola Vanesa, antes que nada, gracias por dar tu testimonio y querer contar tu experiencia para ayudar a todas aquellas mujeres que han sufrido y sufren lo mismo que has sufrido tú. Gracias por ayudarnos a dar voz a este problema.”
¿Cómo cambió tu vida sexual después del cáncer?
“Lo cierto es que cambió y ni siquiera fui consciente de ello. Quiero decir, que en el primer momento no le das importancia porque tu vida acaba de ser sacudida con un diagnóstico y tu día a día va y viene entre visitas al hospital y tratamientos.
En ese momento, que tu libido esté de vacaciones, es algo más que natural. Cuando toda esa tormenta pasa se supone que llega de nuevo tu vida “normal”, esa que conocías antes de que el cáncer irrumpiera. Entonces cobras conciencia de muchísimas cosas, algunas de ellas totalmente tabú, como el sexo.
Nadie nos cuenta lo que ocurre en tu vida sexual después del cáncer, y sufrir en silencio por algo que tiene solución me parece cuanto menos, precario”.
¿Qué efectos secundarios son los que afectan tu vida sexual?
“El cáncer le hace un regalito estupendo a tu sexualidad. Por si no fuera poco con aceptar de nuevo tu cuerpo, aprender a quererte otra vez y sentir amor y no rechazo por ese reflejo que te devuelve el espejo, por si todo eso no fuera suficiente, añadimos a la lista: libido de vacaciones permanentes, sequedad absoluta y dolor en las relaciones. Todo eso acaba traducido en miedo.”
¿Cómo te sentías? ¿Supuso algún problema con tu pareja?
“Todos esos efectos secundarios que se afianzan en tu vida sexual se acaban convirtiendo en miedo. Miedo a intimar con tu pareja porque sabes que eso conlleva a dolor.
A mí, afortunadamente, no me supuso problema porque mi marido y yo siempre hablamos con absoluta transparencia, y en equipo, priorizando mis necesidades.”
¿Buscaste soluciones? Si es así, ¿cuáles? Y ¿cuáles fueron efectivas?
“Buscamos soluciones, yo lo hablaba con la boca pequeña, incluso con vergüenza por lo que pudieran pensar. En plan: ¿Con la que tiene encima se preocupa del sexo? Pero me negaba a creer que mi vida se había limitado a sexo con dolor de por vida.
Un día escuché hablar a una sexóloga y hablaba de los problemas que la menopausia puede causar en la vida sexual femenina, y eso era lo más parecido a lo que yo justamente sentía. Y tenía una solución que podía ser válida”.
¿El oncólogo o algún médico te ayudó a encontrar una solución?
“Mi ginecóloga, que además forma parte de la unidad de Patología mamaria, me ayudó a encontrar la solución efectiva. El láser vaginal.”
¿El láser te costó dinero o te ayudó la seguridad social?
“Es un tratamiento totalmente privado. Ósea tuve que pagarlo íntegro. Desconozco si en alguna comunidad autónoma puede estar prescrito por la Seguridad Social, en Girona, no.”
¿Cómo ha cambiado tu vida sexual desde que te sometiste al láser?
“No me cansaré jamás de recomendarlo, siempre intento hacer difusión sobre ello, porque sigue siendo un tema tabú. Nadie del equipo médico te cuenta que vas a tener estos efectos secundarios, que son normales, que se puede hablar de ello, y lo más importante, que se puede buscar solución”.
¿Qué le dirías a las mujeres que están pasando por esa situación?
“Que lo hablen sin miedo y con transparencia. Que el cáncer arrasa con mucho a su paso, pero hay que pelear para tener la mejor calidad de vida. Que puedas intimar y disfrutar del sexo con tu pareja es algo maravilloso a lo que no hay que renunciar. Necesitamos mucha visibilidad sobre todos esos efectos secundarios que parecen invisibles, pero son reales y nos consumen día a día.“
Queremos agradecer de nuevo a Vanesa, por su testimonio, e insistir en la importancia de compartir con médicos y especialistas o incluso con otras mujeres los problemas que pueden surgir a raíz de la enfermedad, ya que casi siempre existen soluciones efectivas, pero desconocidas por falta de transparencia y comunicación.
En este caso, después de muchos años y mucho sufrimiento Vanesa, gracias al láser vaginal, vuelve a tener una vida sexual plena. Vuelve a disfrutar de su pareja y de sus momentos íntimos.
El láser vaginal es un tratamiento, como ella ha comentado, privatizado. Se trata de un tratamiento prácticamente indoloro. Y que, con muy pocas sesiones, consigue mejorar notablemente los síntomas de sequedad vaginal.
Ojalá con el paso del tiempo las mujeres se animen a compartir su experiencia y este tratamiento deje de estar privatizado para que todas las mujeres puedan beneficiarse de ello y no tener que sufrir en silencio por su vida sexual.
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