UN AÑO DESDE EL DIAGNÓSTICO | La experiencia de Lola con el cáncer

María Plaza

Fisioterapeuta, profesora de pilates y coordinadora del proyecto. Enamorada del movimiento y de su capacidad para comunicarnos con el mundo a través de él.

Ante un diagnóstico de cáncer de mama muchas veces puedes sentir de repente que estás sola en el mundo. Algo nuevo irrumpe en tu vida y no tienes ejemplos que te ayuden a saber cómo actuar, qué esperar, por dónde empezar.

Pero no estás sola, y para acompañarte hoy te traemos la historia de una mujer que ha pasado por lo mismo que puedes estar pasando tú, o algún ser querido, y que espero que traiga un poco de luz, esperanza y guía.

Lola llevaba 3 meses en España cuándo le diagnosticaron cáncer de mama.

Con poco más de 30 años y la ilusión de iniciar el máster que le había llevado a dejar su país, empezó a notar que le dolía la mama y que esta crecía. 

Algo no iba bien, y a pesar de que el médico del seguro de estudiante que la atendió no dió un buen augurio, la aseguradora no quería autorizar el acceso a un especialista.

Tras semanas de peleas burocráticas y angustia, desde su trabajo la avisaron que podía tener acceso a la seguridad social por estar dada de alta y corrió a probar suerte.

‘’El sistema sanitario Español me salvó la vida, tengo el mejor equipo médico, no puedo estar más agradecida’’ reclama a los cuatro vientos. Y es que en cuestión de 15 días le habían hecho todas las pruebas y diagnosticado el cáncer de mama.

No sólo con eso, le dieron la opción de hacer la criopreservación debido a su edad y enseguida empezaron con el tratamiento.

El primer abordaje fue la quimioterapia. Su mayor miedo era que las analíticas de control que le permitían seguir con la quimio salieran mal, ‘’ no quiero tener que retrasar ni un día mi tratamiento’’ , y así fue. Tras 16 sesiones de quimioterapia y 5 meses, todo había salido bien.

Cuando le pregunté ¿qué es lo que más te ayudó durante la quimioterapia? su respuesta fue clara y decidida. 

‘’El ejercicio’’. Las rutinas de movilidad, Pilates y los paseos diarios por el Guadalquivir, junto con hacer pequeñas comidas para evitar atracones que favorecían la angustia, fueron una de las claves para sentirse mejor durante el proceso. 

‘’Antes de empezar la quimio ¿a qué era lo que le tenías más miedo? le pregunté.

‘’A perder el pelo’’ contestó. Aclarando que a día de hoy (mostrándome ya los comienzos de su nueva melena), es sin duda lo que menos le preocuparía ‘’el pelo vuelve a crecer y ducharse en verano en Sevilla con la cabeza rapada es un auténtico placer. Además la caída del pelo no duele.’’ 

Al terminar la quimio volvió a afeitarse la cabeza porque el pelo que había salido hasta ese momento era muy débil debido al tratamiento, y en un mes y medio sus pestañas y sus cejas ya habían vuelto y su pelo de siempre empezaba a brotar.

¿Si tuvieras que hacer una recomendación para alguien que le acaban de diagnosticar cáncer de mama, cuál sería?

«Haría dos:

  • No buscar nada en Google, para google siempre te vas a morir, anota todas tus dudas en un cuaderno y hazlas a tu médico, él es el que sabe a ciencia cierta sobre tu caso.
  • Y sin duda acudir a alguna asociación de las muchas que están ahí para ayudarte.

Personalmente la Asociación Española Contra el Cáncer me ayudó muchísimo, mi psicooncóloga, mi profe de yoga, los talleres de autocuidado, de meditación, tienen una agenda super completa y absolutamente gratuita, recomiendo a todo el mundo ir.’’

Siguiendo con su historia, la quimio salió bien y llegaba el siguiente paso del tratamiento, la cirugía.

Le hicieron un test genético para valorar si era necesario una doble mastectomía. Al dar negativo, la cirugía acabó siendo una tumorectomía (retirar solo el tumor, en el caso de Lola, la zona donde estaba este) y una linfadenectomía (retirar los ganglios de la axila). Luego de la cirugía participó en un taller de fisioterapia donde no solo la ayudaron con ejercicio de movilidad sino que le dieron consejos y formación sobre cómo cuidarse a partir de ahí. 

¿Cómo te sientes tras la cirugía? 

‘’La recuperación fué dura pero con ejercicio recuperé toda la movilidad y a día de hoy no encuentro diferencia entre mis dos pechos, sólo una pequeña cicatriz.’’

Por último fueron 15 sesiones de radioterapia y ahí terminó el tratamiento, tras menos de un año desde el diagnóstico.

Es importante tener en cuenta que cada caso es único, cada persona necesita unas pautas, un tratamiento y un proceso individual, pero Lola nos deja un mensaje muy claro.

‘’El cáncer es un traje a medida, confía y haz lo que tengas que hacer, mi cáncer es mi decisión. Cada caso es único, no te compares con nadie e intenta agobiarte lo justo, la palabra cáncer no tiene que ser el fin.

Es difícil que te digan “mente positiva” porque tu solo piensas que te vas a morir, dices, tengo 30 años ¿Cómo voy a tener cáncer? pero a mi, visualizarme sana cada mañana en mi meditación me ayudó un montón, visualicé el momento en que me decían que la quimioterapia había funcionado muy bien, que estaba sana y eso me hacía levantarme cada día con una sonrisa.

Para mi todo este proceso ha sido como pasar por un túnel muy negro muy negro muy negro para terminar en un espacio de absoluta felicidad, así que sí, hay vida y felicidad después del cáncer, no lo dudes

Mi oncólogo me dijo: Intenta llevar una vida lo más normal posible así que dejé de esperar a después del cáncer para tomar las riendas de mi vida y me saqué la mayoría de las asignaturas del máster, incluso a mi ritmo seguí trabajando, también tengo la suerte de que mis jefes son los mejores del mundo y me dieron solo el trabajo que yo les pedía.»

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