Mariluz vive en Madrid desde hace años, aunque es natural del País Vasco, y trabaja como asistente de dirección en una multinacional danesa.
Nos conocimos en un viaje a Namibia, su primer viaje largo después del cáncer. Yo era la guía del grupo y ella una viajera de las que no se olvidan.
Para ponerte en situación, cuando le pregunté a Mariluz qué hacía normalmente en vacaciones me dijo:
“Como me gusta conocer sitios y culturas nuevas, me encanta viajar a sitios distintos tanto dentro de España como por países exóticos.”
Me contó que antes del cáncer estuvo viajando por África, Asia, Estados Unidos, España, Europa, Irán, Etiopía, Senegal, Tailandia, Australia, Cuba, Brasil…
Por lo que, podemos sacar la conclusión de que le gusta viajar, y la verdad es que lo disfruta bastante. Es de esas personas que piensan que en los viajes siempre se conoce a gente interesante, otras culturas y otras cosas que no se tienen en casa.
Vamos, que es una trotamundos…
En un momento de nuestra conversación, le pregunté cómo recordaba el momento en que le detectaron el cáncer y cómo fue el proceso. Por lo que comenzó a contarme la historia:
“En julio de 2021, en una revisión detectaron un bulto en mi pecho derecho que resultó ser malo y había que extirparlo.
Afortunadamente estaba en estadio uno, lo tenían localizado, no era muy grande y se tramitó todo con bastante rapidez.
A mediados de julio me dijeron que había que quitarlo y para el 8 de septiembre tenía hechas todas las pruebas y todo lo que se necesitaba para hacer la operación y extirparlo.
La operación fue bien, no me tuvieron que dar quimio. Simplemente durante una semana me dieron radio local y el siguiente paso ya fue recuperarme.
Tengo que decir, que creo, que lo llevé bastante bien, porque no tuve ningún efecto secundario y en aproximadamente dos meses ya me pude incorporar al trabajo.”
Además, me explicó que para su recuperación y mantenimiento de la enfermedad le dieron una medicación llamada tamoxifeno. Se trata de una pastilla que se toma una vez al día y es un bloqueante de la actividad del estrógeno en la mama. Esta pastilla es recetada a algunas pacientes que han padecido cáncer de mama, ya que puede detener el crecimiento de algunos tumores del pecho que necesitan estrógenos para crecer.
Uno de los efectos secundarios es un cansancio extremo, que es del que me habló Mariluz:
“Por las tardes a eso de las tres comienzo a encontrarme cansada, pero me relajo en la habitación o en el sofá y me estiro un poco, entonces se me pasa y puedo continuar.
Con las pastillas que tomo me han dicho que tengo que hacer ejercicio para fortalecer la masa muscular, ya que otro de los efectos secundarios de las pastillas es la rigidez de las articulaciones.”
Después de escucharla con atención, me surgió una duda y le hice la pregunta de cómo fue su primer viaje después del proceso. Estábamos tan a gusto hablando de nuestras cosas, que Mariluz no dudó en contestar:
“El primer viaje que hice fue de Madrid a mi pueblo, que está en el norte cerca de Bilbao a pasar unos días con mi familia porque, aunque mis padres estuvieron conmigo durante el periodo de la operación y el posoperatorio, no habíamos viajado.
Luego, al año siguiente, en el 2022, me fui a Munich con mis amigas a un viaje que se canceló por la pandemia. Fue un viaje corto de fin de semana.
El viaje más largo que hice después de mí enfermedad fue a Namibia. La verdad que fue sin pensarlo mucho. Simplemente me llegó la información del viaje, me pareció espectacular lo de poder volar por encima de las dunas del desierto, y conocer un país que es “tan desconocido en España”. Desconocido por lo menos para mi entorno.
Porque cuando se lo comentaba a la gente me decían que cómo se me ocurría, que estaba loca, que ni siquiera lo sabían ubicar en el mapa.
Yo ya estaba un poco hastiada, se puede decir que necesitaba volver a hacer viajes largos. Estaba un poco pensativa porque claro, piensas: y si me canso, y si no llego…
Pero, lo cierto, es que tampoco lo pensé mucho.”
A Mari Luz le gustó la idea, y se lió la manta a la cabeza. Ella misma dijo que llegado el momento de tener que descansar y parar, que lo haría y si no que ya buscaría la forma para poder seguir el ritmo.
Además, tenía claro que, aunque fuera un viaje totalmente organizado y en grupo, contaba con el apoyo de las guías del viaje que iban a darle las pautas para que pudiera descansar cuando lo necesitase.
No obstante, como pasaban mucho tiempo en el camión de vez en cuando cerraba los ojos, respiraba, se relajaba y con eso ya tenía suficiente.
Después de todo lo que me había contado Mari Luz, y siendo una amante de los viajes, quería saber qué le diría a alguien que está pasando o ha pasado por la enfermedad y que le guste viajar.
Su respuesta fue contundente y clara:
“Si esa persona está recuperada, puede seguir viajando y haciendo lo que hacía antes. Quizá no al ritmo de siempre, eso hay que decirlo, porque tendrá que tener cierta medicación, y unos cuidados diferentes, pero eso no es impedimento para que pueda seguir conociendo países, enriqueciéndose personalmente con culturas, destinos y conociendo a gente interesante.
El mundo es súper grande y, aunque nos ha pasado lo que nos ha pasado (que es una patata), hay que continuar con la vida porque no se acaba.
No se puede estar con miedo y con los porsiacasos. Si estamos así nunca vamos a poder hacer nada, ni siquiera avanzar.”
Mari Luz fue muy generosa compartiendo conmigo algo tan personal como es el proceso de una enfermedad. Terminó con un consejo a todas aquellas personas que quieren viajar después del cáncer y que voy a plasmar en este artículo:
“Recomiendo a la gente que tiene ilusión y ganas de hacer un viaje, que lo hagan.
Que a pesar de no poder dar el 100% como antes de la enfermedad, será igual de enriquecedor e igual de agradecido.
Agradecido porque te das cuenta de que a pesar de lo que ha pasado, la vida continúa y puedes seguir haciendo lo que hacías antes, adaptándote a las circunstancias.
Hay que mirar para adelante y viajar siempre que se pueda, ya que nos da una motivación, un espíritu muy distinto y nos permite ver las cosas de otra forma.”
Muchas gracias Mariluz por abrirte y por contarme tu experiencia. Ojalá este testimonio anime a todos los que han estado o están en tu situación a seguir viajando y a seguir comiéndose el mundo.
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