- Es un tumor maligno, es cáncer …
¡Qué putada! Lo siento, no hay palabras ni recursos ni varitas mágicas que suavicen el disparo de emociones que genera esa frase. No voy a mentirte.
De esas emociones, de ese jarro de agua fría, nace este soporte. De ti para ti.
Una de las partes más importantes en esta situación es la parcela emocional.
¿Te ha dado tiempo a digerir la noticia? ¿a identificar todas esas emociones que están mezcladas? Son muchos los pensamientos, sensaciones, emociones que emergen de una noticia como esta, ¿verdad?
¡Vaya reto! – Pensarás. Encima de darte este diagnóstico, te pido que hagas caso a tus emociones.
No, no es broma.
¿Te has opuesto alguna vez a la fuerza de la corriente del mar? Terminas agotada. Sin embargo, si te dejas llevar nadando en la dirección que te marca el mar, aunque después tengas que andar un rato hasta la sombrilla, sales cansada del agua, pero mucho más entera.
Algo parecido pasa con tus emociones, mientras más las resistes, más fuertes se hacen. Cuando ocurre algo que nos provoca emociones que gustan menos, intentamos evitarlas, ocultarlas. Es instinto de protección, además nos han enseñado a ello. Lo que no nos han dicho es que mientras más evitamos y más ocultamos, más grandes se van haciendo, más espacio van llenando. Por eso:
¡Todas tus emociones importan! Repito: ¡TODAS!
Por ello, quiero empezar esta parte hablándote de algo que quizá, cuando vayas avanzando en las dinámicas y ejercicios que te proponemos en esta guía, recuerdes.
De acuerdo, ya te comentaba que el cáncer es un reto. Ante un reto, hay tres tipos de estados mentales que puedes adoptar: Víctima, Avestruz y Guerrera. Sí, te cuento:
- Víctima: como puedes intuir, la víctima se culpa a ella misma o a alguien de su entorno.
- Avestruz: cuando un avestruz se asusta mete la cabeza debajo de la tierra, pensando “si yo no lo veo, no existe”. Exacto, pensar que algo no existe no hace que deje de existir.
- Guerrera: No existen problemas, existen las dificultades (más grandes o más pequeñas) y las ve como la oportunidad para empoderarse y avanzar.
Por supuesto, no quiero que te etiquetes con ninguno de los estados mentales ahora mismo, tan sólo quiero los conozcas y reconozcas en ti. Los tres son válidos, los tres están bien si es lo que sientes. La diferencia es que el último, Guerrera, permite aprender-avanzar-actuar.
Y esto, GRAN MUJER, es mi único propósito escribiendo estas letras: ACTUAR.
No, tranquila, no te pido que “elijas” tu estado. Te prometo que esta guía te va a ir dando respuestas.
Las actividades que tienes a partir de aquí, puedes trabajarlas y volver a ellas cuando necesites. No son cleenex (de usar y tirar), son recursos emocionales que sirven para gestionar muchas de las sensaciones que tendrás en todas las etapas de este camino.
En este proceso, quiero que conozcas y te familiarices con la relación entre los tres pilares fundamentales que sustentan nuestra existencia y que, a veces, olvidamos (unos más que otros): cuerpo-mente-alma.
Voy a olvidarme del cuerpo. Por ahora.
Quiero que tú y yo pongamos el foco en tu mente y tu alma.
Quiero hablarte por encima, no quiero que sea nada académico-teórico, de algunas consecuencias que puede traer este diagnóstico y que, con toda la sinceridad, quiero contarte. La información es empoderamiento, recuérdalo. Tienes derecho a saber lo que ocurre y puede ocurrir.
Las consecuencias del cáncer de mama las distinguimos en tres bloques: médicas, psicológicas y sociales. Me centraré en las dos últimas, son las que me competen.
- Psicológicas: puedes sentir muchos altibajos emocionales, muchos pensamientos y emociones a la vez o que hay algunas emociones que destacan más en algún momento.
- Sociales: ¿qué creencias te rodean? ¿Qué actitud tiene tu entorno? ¿con qué apoyo social cuentas?
Estas son dos parcelas que, aunque muy escuetamente señaladas, contienen muchísimas ramas. Intentaré sintetizarlas lo máximo posible en las siguientes dinámicas.
0 comentarios