Cosas importantes en tu lucha contra el cáncer de mama:
El proceso al que te enfrentas cuando te diagnostican de cáncer de mama en ocasiones se presenta duro y complejo. El ejercicio físico te va a ayudar a lidiar mejor con estas dificultades, no obstante, la base de la recuperación contra el cáncer está en la medicina.
Dependiendo de tu situación, la oncóloga u oncólogo decidirán cuál es el tratamiento idóneo.
¿Cuáles son los tratamientos más comunes?
- Quimioterapia
- Radioterapia
- Cirugía
- Tumorectomía: extirpación local del tumor.
- Mastectomía: extirpación completa de la mama.
- Linfadenectomía: Extirpación de parte o la totalidad de los ganglios linfáticos de la axila.
¿Qué efectos secundarios me puedo encontrar con el tratamiento?
- Pérdida de masa muscular.
- De ahí una de las razones por las que es importante el trabajo de fuerza. Además la menor cantidad de músculo se relaciona con un peor pronóstico de la enfermedad.
- Cansancio o fatiga: A pesar de que el cuerpo te pida parar, se ha visto que el ejercicio es la mejor manera de combatir esta sensación de agotamiento.
- Náuseas.
- Alteraciones del sueño. Mantenernos activos nos ayuda a mejorar el descanso.
- Dolor.
- Cambios físico:
- Alteraciones de la piel debido a la radioterapia
- Aumento de grasa corporal
- Posible linfedema tras la cirugía
¿Qué es un linfedema?
El linfedema es una de las consecuencias que se pueden sufrir tras una cirugía por cáncer de mama si se extirpan ganglios linfáticos.
El sistema linfático es como un sistema de tuberías (los vasos linfáticos) y contenedores (los ganglios) que se encargan de recoger desechos procedentes de la actividad de las células. Cuando quitan parte de estos contenedores, existe la posibilidad de que el sistema se ‘’colapse’’ y el líquido (la linfa) se acumule en el brazo provocando hinchazón, pesadez y dolor.
Durante mucho tiempo se ha sobreprotegido a las pacientes con linfedema por el alto riesgo de infección en caso de quemadura o herida. Sin embargo, el ejercicio en estos casos es un gran aliado.
La movilidad y el trabajo de fuerza con el brazo afectado mejoran la función y disminuyen los efectos negativos del linfedema, además de que si no lo has generado ayuda a prevenirlo.
Volvemos a no tener excusa para movernos.
¿Por qué es importante saber esto?
Antes de empezar tu rutina de ejercicio es importante que conozcas los distintos tratamientos y sus posibles efectos, ya que tendrás que adaptar las sesiones de ejercicio al momento en el que te encuentres. Recuerda que para empezar a moverte es necesaria tener la autorización de tu oncóloga u oncólogo.
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